Ayer
pudimos ver un ejemplo de dignidad, de templanza y de elegancia a la que últimamente
no estamos acostumbrados, me estoy refiriendo a la rueda de prensa que a
ofrecido Teresa Romero.
Manifestar en
primer lugar mi alegría por su recuperación, como no podía ser de otra manera. Y
añadir a la admiración que ya la procesaba, como a cualquiera que mira a los
ojos a la muerte y la derrota como ha hecho ella, la que ayer me hizo sentir
por las palabras que ayer pronuncio delante de los medios de toda España.
Vaya por
delante que si hubiera sido yo quien hubiera estado en su lugar la retahíla de
improperios, blasfemias y descalificaciones que hubiera dedicado a la señora
Mato y al señor Rodríguez a la sazón ministra y consejero de sanidad, hubiera
sido histórico, de esos que pasan veinte años y aun recuerdas. Y motivos no me
hubiesen faltado. Como no la faltan a ella.
Porque la
gestión que estos personajes han hecho del contagio de Romero es como mínimo
lamentable. Falta de medios, de formación adecuada a los profesionales, las decisiones
irreflexivas como la del sacrificio de su perro sin ser necesario y que solo contribuyo
a crear más alerta social, la ausencia total de informaciones concretas y
concisas sobre el riesgo real de contagio y por supuesto la peor de todas y uno
de los momentos mas miserables de la historia de nuestra política, que fue la
de culparla a ella de su propio contagio con el único fin de eludir sus
responsabilidades políticas.
Responsabilidades
políticas, cuantas veces hemos oído esta expresión en los últimos años siempre
en boca de aquellos que las exigen pero nunca en la de alguien que las asume y
se va para su casa.
Lo lógico y
lo deseable en el caso que nos ocupa seria que Mato y Rodríguez dimitieran pero
todos sabemos que eso en este país no es costumbre, pero llegados a este punto
la continuidad en el ministerio y en la consejería de estos personajes es insostenible.
Porque si añadimos la pésima gestión de la que antes solo hemos dado unos pocos
ejemplos el hecho de que a los pocos días de estallar la crisis fueron apartado
de facto de sus responsabilidades en este caso y puenteados descaradamente en
el gabinete de crisis, haría que cualquiera con un mínimo de dignidad dimitiera
inmediatamente de su puesto.
Y como
sabemos esto no ha pasado ni parece que pueda pasar lo exigible es que el
Presidente del Gobierno y el Presidente de la Comunidad de Madrid cesaran lo
antes posibles a semejantes cadáveres políticos por su manifiesta
incompetencia. Pero eso tampoco va a pasas por desgracia.
Así que lo único
que nos queda a los ciudadanos de a pie que los sufrimos es recordar quien nos
gobierna y como es su gestión en las próximas elecciones. Tomemos nota.
Pero sin
embargo Teresa Romero ha tenido el comportamiento más ejemplar junto al de los
profesionales (desde aquí mi admiración) de toda esta crisis. Y de mucho
tiempo.
Pero esto
es solo mi opinión, quizás este equivocado
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